Sin miedo alguno se lanzó al vacío para cubrir su piel de dorado con los rayos del sol; parecía no caer nunca hasta que sus pies se posaron en la tierra fértil donde se levantaron grandes árboles.
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Sin miedo alguno se lanzó al vacío para cubrir su piel de dorado con los rayos del sol; parecía no caer nunca hasta que sus pies se posaron en la tierra fértil donde se levantaron grandes árboles.